La agricultura, como práctica esencial para la producción de alimentos, no es estática, ha evolucionado a lo largo de la historia. Desde sus inicios en las sociedades primitivas, donde coexistía con la caza y la recolección, hasta la agricultura industrializada actual, ha desempeñado un papel crucial en el desarrollo humano. A lo largo de este proceso, hitos como la Revolución Verde han transformado los métodos de cultivo, buscando aumentar la productividad y, en tiempos recientes, un hecho real: reducir el impacto ambiental y los riesgos para la salud humana.
Para minimizar el impacto (negativo) de la agricultura en los ecosistemas, se han desarrollado diversas prácticas, teorías y disciplinas aplicadas, como la agroforestería, la permacultura, la agroforestería y en general la agroecología. Muchas de estas estrategias resultan especialmente útiles en la agricultura de autoconsumo o a pequeña escala. Sin embargo, su aplicación en sistemas de producción extensivos o industriales plantea desafíos, ya que la necesidad de producir grandes volúmenes de alimentos suele exigir soluciones efectivas en un corto plazo, limitando la viabilidad de prácticas que requieren más tiempo para mostrar resultados.
Este artículo propone la adaptación de los principios de la Agricultura Regenerativa a una escala agroindustrial, dando lugar a un nuevo enfoque denominado Agricultura Regenerativa de Alto Rendimiento (ARAR).
Agricultura Regenerativa de Alto Rendimiento (ARAR).
La ARAR parte de la premisa de que los suelos agrícolas han sido explotados de manera irracional, lo que ha provocado una pérdida significativa de su fertilidad. Como consecuencia, los agricultores dependen cada vez más de fertilizantes minerales y sintéticos para satisfacer las necesidades nutricionales de los cultivos y mantener la productividad.
Este fenómeno, derivado del cultivo continuo de una misma especie y de las constantes labores de movimiento del suelo (arado, rastreo, barbecho), fue definido por Casado de la Fuente en 1958 como “cansancio del suelo”. Aún en la actualidad, este término se emplea para describir suelos que, debido a una explotación intensiva, han sufrido una disminución en su contenido de minerales, materia orgánica y biodiversidad microbiana. La ARAR propone aplicar prácticas y conceptos de la Agricultura Regenerativa en un contexto de agricultura industrial, de alto rendimiento, económicamente importante y en ocasiones de exportación bajo esquemas de producción orgánica.
La Agricultura y su desarrollo histórico.
La agricultura ha sido una actividad esencial en la evolución de la humanidad, permitiendo la transición de sociedades nómadas a comunidades sedentarias y el desarrollo de civilizaciones complejas. Según Cubero (2018), los primeros indicios de prácticas agrícolas se remontan al Neolítico, cuando las comunidades humanas comenzaron a domesticar plantas y animales, estableciendo las bases de la producción agrícola.
A lo largo de la historia, la agricultura ha experimentado diversas transformaciones. En la antigüedad, civilizaciones como la mesopotámica y la egipcia desarrollaron sistemas de riego y técnicas agrícolas avanzadas que les permitieron maximizar la producción de alimentos. Estas innovaciones fueron cruciales para el crecimiento demográfico y la expansión territorial.
Durante la Edad Media, la agricultura europea se benefició de la introducción de nuevas herramientas y métodos, como el arado de vertedera y la rotación de cultivos trienal. Estas prácticas mejoraron la eficiencia y la productividad agrícola, sentando las bases para el desarrollo económico de la época.
La Revolución Agrícola de los siglos XVII y XVIII trajo consigo avances significativos, incluyendo la mecanización y la selección de cultivos de alto rendimiento. Estas innovaciones incrementaron la producción de alimentos y facilitaron la transición hacia la Revolución Industrial.
En México, dos modelos de agricultura se volvieron bastante populares en la época prehispánica: la Roza, Tumba y Quema, en la península de Yucatán y la siembra en chinampas en la zona lacustre del Valle de México. El primer modelo: Roza, Tumba y Quema, fue un modelo extractivo-destructivo en el cual para establecer un área de cultivo era necesario cortar la vegetación, generalmente serva baja, quemar los residuos de la deforestación y con coa sembrar la milpa (asociación de maíz, chile y calabaza). Este modelo puso en riesgo, incluso, la supervivencia de la civilización maya, puesto que cuando un área de cultivo perdía fertilidad por razones obvias, se recurría a abrir un área nueva y si a esto sumamos la fragilidad de los suelos peninsulares, la actividad se volvió cada vez menos sostenible.
En cuanto al modelo de agricultura en chinampas, se puede decir que plantea una serie de prácticas ligeramente menos impactantes para el ambiente, esto debido a que las chinampas se hacían con los lodos sedimentarios del propio lago, que eran ricos en materia orgánica y minerales, y el riego se daba por la capilaridad del suelo al absorber el agua, una especie de hidroponía primitiva en la opinión de quién escribe. Uno de los problemas de este modelo es que no tenía gran posibilidad de ser escalable a grandes proporciones y a la postre contribuía al asolvamiento de los lagos y canales impidiendo el paso libre del agua y las especies acuáticas que ahí habitaban.
En el siglo XX, la Revolución Verde introdujo el uso de fertilizantes químicos, plaguicidas y variedades de cultivos mejoradas genéticamente, lo que permitió un aumento notable en la producción agrícola global. Sin embargo, estas prácticas también generaron preocupaciones ambientales y de sostenibilidad.
Actualmente, la agricultura enfrenta desafíos relacionados con el cambio climático, la degradación del suelo y la necesidad de alimentar a una población en crecimiento. En respuesta, han surgido enfoques como la agroecología y la agricultura regenerativa, que buscan equilibrar la producción de alimentos con la conservación de los recursos naturales y la biodiversidad.
De la Agricultura Regenerativa a la Agricultura Regenerativa de Alto rendimiento (ARAR).
Frente a la preocupación sobre los impactos que la actividad humana produce sobre la naturaleza, y cómo estos afectan la propia salud humana, se han propuesto formas alternativas de producir alimentos. Hablar de estos movimientos implica abarcar un espectro muy amplio de visiones, estrategias, posicionamientos, sentidos y significaciones. La agricultura urbana, agricultura orgánica, comercio justo, slow food, grupos de consumo solidario, entre muchos otros, son objeto de estudio dentro de los llamados movimientos agroalimentarios alternativos (Ibarra, 2019).
La agricultura regenerativa surge como una propuesta para armonizar la producción agropecuaria con las dinámicas de la naturaleza. Porque, según sostienen los especialistas, se puede producir al tiempo que se fomenta la biodiversidad y los procesos naturales. Una alianza clave para la sostenibilidad de los sistemas productivos (Cubero, 2018).
La Agricultura Regenerativa, es un enfoque productivo que abarca al diseño keyli-ne (Yeomans, 1954 citado por Ibarra, 2019), el manejo holístico (Savory, 1988 citado por Ibarra, 2019) y la permacultura (Mollison & Holmgren, 1978 citados por Ibarra, 2019) como principales modelos de diseño, orientación ética y herramientas técnicas.
De acuerdo con Justamante, 2021; el modelo regenerativo integra y combina varias prácticas agrícolas y ganaderas sostenibles. Algunas de ellas:
- Agricultura natural (Natural farming): interviene lo menos posible en el suelo para que los procesos naturales hagan su trabajo, no se labra el suelo, no se eliminan las malas hierbas, ni utilizan herbicidas, pesticidas o abonos químicos. También propone la rotación de los cultivos dentro de un mismo año.
- Agricultura orgánica: no daña el suelo, ya que no emplea productos químicos, elabora biofertilizantes y emplea microorganismos nativos para nutrir el suelo.
- Agricultura del carbono (Carbon farming): consiste en dejar el suelo sin arar para secuestrar carbono atmosférico, ya que labrar los campos puede alterar la estructura natural del suelo y liberar el carbono almacenado en la tierra a la atmósfera.
- Cultivos de cereal sobre pastos perennes (Pasture cropping): promueve la siembra de cereales de invierno directamente sobre prados perennes que están activos en verano, para aumentar la producción anual de pastos.
- Agroforestería: un sistema que combina árboles con cultivos o ganado en el mismo terreno para incrementar las sinergias entre los animales, que se alimentan de pasto fresco, y las plantas, que se benefician de los excrementos del ganado.
- Diseño de líneas clave (Keyline design): es una técnica que, según la topografía de la zona, diseña el terreno para distribuir el agua de forma homogénea.
- Manejo holístico (Holistic management): es una práctica ganadera en la que los animales están en continuo movimiento. Cada día el ganado se mueve a una nueva parcela de pasto y tarda meses en volver a un prado en el que ya ha comido, así la hierba puede recuperarse del impacto y aprovechar los excrementos del ganado para aumentar la fertilidad.
- Pastoreo racional voisin: similar al manejo holístico, es una práctica ganadera para escoger el momento adecuado para que el ganado paste en una parcela determinada. Se basa en el conocimiento del funcionamiento del rebrote del pasto y las necesidades y bienestar animal.
- Granjas polifacéticas (Polyface farms): son granjas que integran la agricultura, la silvicultura y el pastoreo para aumentar la fertilidad del suelo.
En un modelo de agricultura extensiva, de alto rendimiento o de exportación (para los países productores de Latinoamérica), sea modelo orgánico o convencional, es realmente complicado pensar en adoptar todas estas prácticas agrícolas y mantener la producción elevada.
La Nueva Agricultura Regenerativa de Alto Rendimiento incorpora las siguientes prácticas:
- Agricultura orgánica, de transición o cero residuos. Incorporamos estos 3 conceptos en una misma práctica ya que cualquiera de los tres tiene el objetivo de bajar la carga química residual de las aplicaciones de insumos fitosanitarios al suelo y a la planta vía foliar. Lo anterior; para evitar afectaciones a la materia orgánica, la textura y estructura del suelo, al microbioma de la rizósfera y de la fitosfera, al ambiente en general donde se encuentra el cultivo (agua, suelo, animales, humanos) y evitar la contaminación con dichos residuos a frutas y hortalizas cosechadas.
- Regeneración del microbioma del suelo: Con aplicaciones de prebióticos y porbióticos se busca la recolonización de los suelos cansados o desgastados. Los prebióticos son sustancias que promueven las condiciones favorables en la rizósfera para la recuperación del microbioma, estos prebióticos pueden ser la misma materia orgánica derivada de estiércoles compostados, compostas, residuos de cosecha o la incorporación de ácidos orgánicos (carboxílicos, húmicos, fúlvicos, lignosulfonatos, etc.). Los prebiórticos son microorganismos que se aplican en forma de propágulos para que éstos colonicen el suelo, principalmente el área de la rizósfera. Pueden ser nativos, es decir, se extraen muestras del suelo y se amplifican a través de fermentación o pueden ser aplicados a través de cepas previamente purificadas, evaluadas y que por sus características de reproducción y adaptación son útiles para esos fines.
- Diseño de líneas: Es el trazado de los surcos contra la pendiente, acción que permite evitar que las corrientes de agua, en caso de lluvia excesiva, laven la capa superior del suelo, que es donde se encuentran los minerales y materia orgánica necesarios para la regeneración.
- Labranza mínima: es una práctica en la que, gradualmente se propone la disminución del movimiento mecánico del suelo. El objetivo es evitar la sobreexposición del microbioma a la luz ultravioleta, la resequedad y disminuir la cantidad de materia orgánica que se pierde por acción del viento.
Casado de la Fuente, C. (1958). El cansancio del suelo (2ª ed.). Servicio de Publicaciones Agrícolas. Recuperado de https://www.mapa.gob.es/ministerio/pags/biblioteca/fondo/pdf/49038_all.pdf
Cubero, J. I. (2018). Historia general de la agricultura: De los pueblos nómadas a la biotecnología. Editorial Almuzara.
Justamante, A. (2021). ¿Qué es la agricultura regenerativa? [Artículo de divulgación]. Universidad Autónoma de Barcelona. Recuperado de: https://www.creaf.cat/es/articulos/que-es-la-agricultura-regenerativa
Ibarra Vrska, I. P. (2019). Regenerative agriculture and the problem of sustainability. Contributions for a discussion. Textual, 74, 51-85. doi: 10.5154/r.textual.2018.74.02
Pérez, L. (2021). Agricultura regenerativa: aliada para un futuro sostenible, Vol. 47, Núm. 2. Recuperado de: https://repositorio.inta.gob.ar/xmlui/bitstream/handle/20.500.12123/10164/RIA_VOLUMEN47_n2_p.155-158.pdf?sequence=1&isAllowed=y