Los ácaros son una plaga altamente prolífica que afecta una amplia variedad de cultivos. A pesar de su pequeño tamaño, pueden causar graves daños en plantas de tomate, fresa, vid y cítricos, debilitando las plantas y disminuyendo su rendimiento. Su capacidad para adaptarse y reproducirse rápidamente hace que su control sea complicado, sobre todo cuando las condiciones ambientales son favorables para su proliferación.

Los ataques suelen aparecer en focos, principalmente cerca de malezas y hierbas, que actúan como reservorios de la plaga. En las plantas, se concentran principalmente en las hojas jóvenes de los brotes nuevos, pero cuando la infestación es severa, pueden  extenderse a otras partes de la planta. Cuando la fuente de alimento se agota, la plaga se dispersa en busca de nuevos huéspedes o se refugia en áreas protegidas, donde puede entrar en diapausa. El viento y el transporte de material vegetal también contribuyen a su dispersión.

Los ácaros, debido a su alta capacidad de reproducción, están presentes a lo largo de la mayor parte del año, pero su población tiende a aumentar considerablemente en verano, especialmente cuando las condiciones ambientales son óptimas. Las altas temperaturas y la baja humedad relativa favorecen su reproducción en los cultivos.

Las condiciones ideales para su proliferación incluyen una humedad relativa baja (menos del 50%) y temperaturas entre 30 y 40 °C. Controlar estos factores siempre que sea posible puede dificultar su reproducción. Además, su propagación puede verse influenciada por factores ambientales como el polvo.

Aunque a menudo no se considera, el polvo suspendido en el aire y sobre las plantas juega un papel importante en la propagación de la plaga. El polvo facilita el transporte de los ácaros a nuevas áreas mediante el viento y también crea un ambiente más cálido y seco, condiciones perfectas para su reproducción. Además, cuando el polvo se acumula sobre las hojas, puede reducir la efectividad de los tratamientos fitosanitarios.

Por lo tanto, es fundamental controlar el polvo en los cultivos y adoptar medidas preventivas, como mantener niveles adecuados de humedad y realizar inspecciones periódicas, para evitar que los ácaros se propaguen rápidamente.

Algunas de las medidas preventivas a considerar pueden ser:

  • Mantener limpio el cultivo de malas hierbas.
  • Un régimen de riego correcto.
  • Utilizar variedades resistentes al ácaro.
  • Instalar mallas en todas las aberturas de invernaderos.

Además de ello, es importante incorporar un Manejo Integrado de Plagas (MIP), considerando dentro de sus aplicaciones distintos grupos de ingredientes activos, como lo puede ser Elexa4.

Es un producto orgánico que actúa como insecticida por contacto e ingestión, gracias a un conjunto de ingredientes activos con diferentes mecanismos de acción. Estos ingredientes son difíciles de desintoxicar para los insectos, lo que reduce las probabilidades de que desarrollen resistencia. El producto atraviesa fácilmente la cutícula de los insectos y afecta tanto el sistema nervioso central como el periférico. Sus componentes generan una intensa acción excitatoria, provocando hipersensibilidad a los estímulos externos, lo que resulta en convulsiones, rigidez muscular y la muerte del insecto.

Además, tiene un potente efecto “Knockdown”, lo que provoca que los insectos dejen de alimentarse y se paralicen al entrar en contacto con el producto o las superficies tratadas. Cuando es ingerido, interfiere con el funcionamiento del sistema digestivo, impidiendo la contracción de los músculos intestinales, lo que lleva a la parálisis y destrucción de estos (hemólisis).

Dosis recomendada: 5-10mL/L de agua

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