La salinidad en suelos es un problema serio, que va en incremento. De acuerdo con Martínez-Beltran y Manzur, 2005, existen en el mundo 830 millones de hectáreas con problemas de salinización; lo que es equivalente a más del 6% del área total mundial y aproximadamente el 20% del área cultivable total. Este porcentaje podría incrementarse a un 50% del total de suelo cultivable en el 2050 (Courel, 2019).

Con estos números, podemos dimensionar la problemática mundial que representa la presencia de sales en los suelos agrícolas, puesto que dicha presencia de sales merma considerablemente el correcto desarrollo de los cultivos y afecta la producción de alimentos.

En los cultivos, la acumulación de sales puede provocar un retardo o una inhibición en la emergencia, un tamaño menor de la planta, necrosis en las hojas, disminución de rendimientos y la muerte de la planta antes de completar el ciclo. Ello podría deberse a efectos osmóticos que dificultan la absorción de agua (sequía fisiológica) y a efectos ión-específicos origen de diferentes toxicidades.

El aumento en el contenido salino del suelo produce retraso y disminución de las tasas de germinación, emergencia y crecimiento inicial, y puede llegar a provocar la muerte de las plántulas e inhibición de las auxinas endógenas de las plantas y un aumento de la producción de ácido abscísico y etileno por la planta.

En el suelo, la acumulación de sales afecta la textura y estructura, modificando la fertilidad de este, además que el problema, en la mayoría de las ocasiones, termina convirtiéndose en acumulación también de Sodio, que desplaza elementos importantes como el Calcio.

Ante este panorama importante en la agricultura, científicos de la Universidad de Liaocheng en China, aislaron de un cultivo de trigo, una cepa (YJ-15) de la bacteria benéfica Bacillus subtillis, la cual es capaz de sobrevivir en condiciones de salinidad y promover el crecimiento de las plantas (Sui et al, 2024).

Esta cepa ha demostró en estudios previos una notable tolerancia a la salinidad, capacidad para suprimir enfermedades y propiedades promotoras del crecimiento. Los científicos examinaron la rizosfera del trigo para evaluar el impacto de Bacillus subtilis YJ-15 sobre la composición de la comunidad microbiana y la fertilidad del suelo (Sui et al, 2024).

Cuando los científicos aplicaron esta bacteria al cultivo de trigo, observaron una mejora significativa en la fertilidad del suelo. La estructura y diversidad de la comunidad microbiana en la rizosfera también cambió de forma positiva. Aunado a lo anterior, también observaron beneficios como:

  • Promoción del crecimiento de las raíces
  • Supresión de enfermedades del suelo
  • Equilibrio microbiológico en la rizosfera

Gracias a análisis genéticos avanzados (secuenciación con Illumina MiSeq), se detectó un incremento de grupos microbianos benéficos. Por ejemplo:

  • Bacterias dominantes: Proteobacteria, Acidobacteria, Pseudomonas, Arthrobacter y Bacillus
  • Hongos benéficos: Mortierella, Chaetomium, Epicoccum y Sporidiobolus

En particular, los géneros Gaiella y Haliangium aumentaron significativamente, lo cual está relacionado con una mejor salud del suelo y mayor disponibilidad de nutrientes para las raíces del trigo.

Este tipo de avances muestra que la agricultura del futuro no solo está en los laboratorios, sino también en el aprovechamiento inteligente de los microorganismos que ya existen en la naturaleza.

Fuente:

Sui, J.;Wang, C.; Chu, P.; Ren, C.; Hou, F.; Zhang, Y.; Shang, X.; Zhao, Q.; Hua, X.; Zhang, H. Bacillus subtilis Strain YJ-15, Isolated from the Rhizosphere of Wheat Grown under Saline Conditions, Increases Soil Fertility and Modifies Microbial Community Structure. Microorganisms 2024, 12, 2023. https://doi.org/10.3390/microorganisms12102023

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