Los indicadores de calidad del suelo orientan la toma de decisiones respecto al uso del recurso, sin embargo, su estudio es particular por lo que es necesario profundizar en el conocimiento local (García, Ramírez y Sánchez, 2012).

A pesar de los adelantos y publicaciones en torno al tema, Latinoamérica afronta dificultades para desarrollar estudios detallados lo que dificulta la gestión del suelo y deja en evidencia la carencia de información de numerosos territorios. Existe diversidad de técnicas analíticas para el estudio de suelos, modificadas según las características de los mismos, muchas diseñadas para condiciones específicas, pero se generalizaron. Un ejemplo es la espectroscópica que asociada a datos de infra rojo y que, con el uso de análisis quimio-métrico, logra estimar parámetros edáficos con exactitud. Desafortunadamente, su acceso no es fácil y muy pocos estados proveen su utilización, lo que dificulta su empleo por parte de pequeños productores.

Así mismo, técnicas descriptivas como la cromatografía de suelos, revelan características de los mismos y son herramienta práctica y efectiva de diagnóstico de calidad (Kokornaczyk et al. 2017). Antes de avanzar, describiremos qué es, en general una cromatografía:

La cromatografía es un método muy utilizado en todas las ramas de la ciencia que permite la separación, identificación y determinación de los componentes químicos en mezclas complejas. Ningún otro método de separación es tan potente y de aplicación tan general. Las cromatografías son procesos que abarcan varias técnicas separativas, basadas en propiedades físicas de ciertos materiales, que, en interacción con sustancias o mezclas de sustancias, las cuales guardan relación con las propiedades químicas de éstas, permite descomponer una mezcla y analizar sus constituyentes. Con el desarrollo de la tecnología, las técnicas cromatográficas se diversificaron y mejoraron sensiblemente su capacidad para resolver mezclas de distinta naturaleza (Sgariglia, et al., 2010).

Ehrenfried Pfeiffer (1899-1961) desarrolló el test de cromatografía circular (CCP) para el análisis de la calidad de suelos, compost y cultivos (Pfeiffer, 1984) a través de la formación de patrones y su posterior evaluación. Kokornaczyk et al. (2017), Medina et al. (2018) y Restrepo y Pineiro (2011), sugieren que la CCP es una forma simple, rápida y económica que permite observar detalles de la calidad del suelo especialmente en los contenidos de materia orgánica y así, son instrumentos valiosos que muestra elementos que los análisis convencionales no consideran ni describen. Medina et al. (2018) reconocen que está técnica incluye la actividad biológica (microorganismos en procesos bioquímicos) y transformación de elementos minerales que otras técnicas no evidencian y que deben ser estudiada con mayor profundidad.

Restrepo y Pineiro (2011) describieron cuatro zonas de una CCP:

Zona 1: central, de oxigenación y estructura, refleja los microorganismos del suelo encargados de descomponer la MO en humus, si el suelo esta compactado se restringe la circulación de oxígeno y se disminuye la actividad microbiológica, por lo que no existe zona central. El color ideal es blanco crema y es un indicador de adecuada porosidad y estructura. Los cromas oscuros son suelos compactados y no reflejan buenos síntomas, suelen ser excesivamente mineralizados sin cobertura vegetal.

Zona 2: Mineral, color crema suave (amarillo), evidencia integración con las otras zonas, pero colores diferentes (oscuros) presentan degradación del suelo, alta mineralización con estructura poco estable y baja actividad biológica. Cuando la microbiología de la zona 1 está interactuando con los minerales zona 2, se observa armonía en color e integración cromática.

Zona 3: Intermedia, proteica o de materia orgánica (M.O), destaca la presencia o la ausencia de la M.O en el suelo. Colores suaves es indicador de armonía y de la presencia de una buena zona enzimática (zona 4) por lo que se facilita la formación de dientes y nubes. Por el contrario, puede tener buena cantidad de M.O. pero esta no estar activa, porque no se dispone de descomponedores para que la transformen y suelos mineralizados; en este caso no hay integración y se presentara tonos oscuros muy distintos entre ellos. Colores oscuros con puntas agudas en lugar de dientes, no son deseables y Zona 4: Externa, enzimática o nutricional. Se manifiesta de forma gradual y armónica, con dientes y nubecillas o lunares tenues que indican abundancia y variedad de nutrientes, si se observan tonos café y nubecillas al final de los dientes es la expresión de diversidad microbiológica que permite la formación enzimática y descomposición de MO. Los dientes deben llegar hasta el borde del croma, acompañados de nubecillas. Si las nubecillas están separadas de los dientes, indican abundante comida en el suelo de forma estable por mucho tiempo, lo cual es una característica muy deseada.

  1. BIBLIOGRAFÍA.

García, Y., W. Ramírez y S. Sánchez, Indicadores de la Calidad de los Suelos: Una Nueva Manera de Evaluar este Recurso; Pastos y Forrajes, 35(2), 125-38 (2012).

Kokornaczyk, M., F. Primavera y otros tres autores, Analysis of Soils by Means of Pfeiffer’s Circular Chromatography Test and Comparison to Chemical Analysis Results, doi.org/10.1080/01448765.2016.1214889; Biological Agriculture & Horticulture, 33(3), 143-57 (2017).

Medina, T., G. Arroyo y otros cuatro autores, Cromatografía de Pfaiffer en el Análisis de Suelos de Sistemas Productivos, doi.org/10.29312/remexca.v9i3.1223, Revista Mexicana de Ciencias Agrícolas, 9(3), 665-73 (2018).

Pfeiffer, E., Chromatography Applied to Quality Testing, 5-47, Bio-Dynamic Farming and Gardening Assoc., Stroudsburg, Pensilvania, Estados Unidos (1984).

Restrepo, J. y S. Pineiro, Cromatografía, Imágenes de Vida y Destrucción del Suelo, 21a ed., 29-240. Feriva, Cali, Colombia (2011).

Sgariglia, M. A., Soberon, J. R., Sampietro, D. A., & Vattuone, M. A. (2010). Cromatografía: conceptos y aplicaciones.

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