Las plantas pasan por diferentes etapas a lo largo de su desarrollo y crecimiento. A estas fases que se diferencian bien una de la otra por diferentes eventos fisiológicos, metabólicos y morfológicos, se les conoce como etapas fenológicas y cada una de ellas tiene sus particularidades; desde la germinación, la emergencia, el desarrollo vegetativo, floración, fructificación y madurez, en algunas que son anuales después del desarrollo de fruto ocurre la senescencia, en frutales perennes, después de la fructificación y cosecha ocurrirá un periodo de “descanso”, en caducifolios caerán las hojas y brotarán nuevamente en el siguiente ciclo.

En general, la fenología es el estudio de la secuencia temporal de las distintas fases por las que atraviesa un organismo a lo largo de su ciclo de vida. Las especies perennes tienen también ciclos anuales regidos por la estacionalidad o factores climáticos (radiación solar e insolación, temperatura y humedad), factores astronómicos (fotoperiodos) y factores biológicos como pueden ser las interacciones entre plantas y animales (Schwartz, 2003)

Existe una etapa fenológica muy importante, desde el punto de vista reproductivo para perpetuar la especie, pero también desde el punto económico para muchos cultivos agrícolas de fruto, esta es la floración.

La floración conlleva en la planta el cambio de un programa de desarrollo por otro. Cuando un meristemo vegetativo (agrupación de células no diferenciadas que se dividen activamente y originan hojas y ramificaciones) recibe una determinada señal, su programa de desarrollo se ve alterado y se convierte en un meristemo reproductivo que da lugar a flores (Blázquez, 2011).

La floración es el proceso del crecimiento y separación de los sépalos y pétalos de la flor que deja expuestos a los estigmas y estambres, también identificado como antesis. Es una respuesta fenológica que incide directamente en la producción del cultivo, por lo tanto, es necesario comprender e identificar los factores y variables que limitan o favorecen dicho fenómeno (Díaz, 2002).

En la floración y antes de ella, ocurren muchos eventos, principalmente hormonales, que tienen que ver con el incremento de ciertas sustancias bioestimulantes al interior de la planta; como las auxinas, giberelinas, citocininas, etileno y ácido abscísico, dependiendo de la especie, cada uno de estos compuestos puede estar en niveles más altos o más bajos.

Junto con los compuestos anteriores, los fotoasimilados (azúcares, metabolitos secundarios, etc.) son movidos vía floema hacia los brotes florales, para proveer de mayor energía a esa zona que se encuentra con mayor actividad, se forman órganos importantes para la futura fructificación.

Todos estos fenómenos que están ocurriendo en la floración requieren energía, y la planta se enfoca en dirigirla a los puntos florales. Es en este momento que la planta es muy susceptible al estrés, tanto biótico como abiótico.

El estrés se identifica como una desviación significativa de las condiciones óptimas para la vida. Dichas condiciones ocasionan cambios en todos los niveles funcionales de los organismos. Tiene varias causas, en general, se identifican dos fuentes: el estrés biótico y el estrés abiótico.

El estrés biótico es el que se origina a partir de la interacción de la planta o el cultivo en general, con otro organismo vivo, el cual afecta por algún tipo de relación ecológica negativa (Competencia, Alelopatía, Hervivoría, Parasitismo, etc.) al desarrollo normal de la planta. En otras palabras, el estrés biótico se deriva del ataque de plagas o enfermedades al cultivo.

El estrés abiótico se divide a su vez, en dos tipos de estrés: el estrés abiótico físico y el estrés abiótico químico. El estrés abiótico físico es el que se origina a partir de cambios climáticos (altas, bajas temperaturas, granizadas, fuertes vientos, etc.), condiciones de sequía o exceso de humedad, daño mecánico o por campo magnético. El estrés abiótico químico se genera debido a la presencia en el suelo o sustrato de la planta de elementos tóxicos, como los metales pesados o exceso de ciertos elementos nutricionales, condiciones extremas de pH o contenido de sales.

Nerthus Florebit es un bioestimulante elaborado con bioactivos provenientes de microalgas marinas, seleccionadas y cultivadas bajo condiciones controladas en laboratorio. Posee compuestos que proveen y promueven la producción de compuestos que activan la floración y la eficiencia energética e hídrica de la planta, para evitar el estrés abiótico y facilitarle a la planta la realización de la inducción floral, floración, polinización y primeros desarrollos de los frutos.

Nerthus Florebit, es útil para cultivos como arándano, zarzamora, fresa, frambuesa, aguacate y cítricos, en los que la floración es muy intensiva y requiere mucha energía y que además son susceptibles al estrés abiótico que se describió.

Las aplicaciones de Nerthus Florebit deben realizarse desde antes de la floración, para precisamente, propiciar la diferenciación de los meristemos, también es recomendable aplicarlo durante la plena floración y en caída de pétalos.

REFERENCIAS:

Blázquez, M. A., Piñeiro, M., y Valverde, F. 2011. Bases moleculares de la floración. Investigación y ciencia.

Díaz, M. D. H. 2002. Fisiología de Árboles Frutales. Ed. AG Editor, S.A. México. 390 p.

Schwartz MD (2003) Basic concepts and backgroud. En Schwartz MD (Ed.) Phenology: An Integrative Environmental Science. Kluwer. Dortrecht, Holanda. Pp. 4-25.

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