Las plantas son organismos (vivos) que son afectados, al igual que otros seres vivos, por las condiciones cambiantes del medio en el que crecen y se desarrollan. Muchas veces, estas afectaciones significan una alteración en los niveles nutricionales, fotosintéticos, respiratorios y hormonales de la planta y como respuesta, es posible observar cultivos con déficit en sus tasas de desarrollo y crecimiento, además de pérdida del vigor o decaimiento.

Estas respuestas que son tanto bioquímicas como fisiológicas, y que significan un comportamiento de la planta diferente al que se observa en condiciones óptimas, es conocido como estrés.

Las plantas son organismos incapaces de moverse de un lugar a otro en busca del ambiente más adecuado para su crecimiento, y por ello no pueden escapar de las situaciones de estrés medioambiental (Tadeo y Gómez-Cadenas, 2008).

El estrés se identifica como una desviación significativa de las condiciones óptimas para la vida. Dichas condiciones ocasionan cambios en todo los niveles funcionales de los organismos. Desde un punto de vista biológico, el estrés tiene una connotación más amplia, refiriéndose a los cambios ambientales que alteran al estado fisiológico de las plantas (Larcher, 1995).

Ahora bien, existen diferentes tipos de estrés, sin embargo, esta diversidad, se agrupa en dos grandes grupos, dependiendo del agente causal de dicho estrés a la planta:

  • Estrés Biótico y
  • Estrés Abiótico.

El estrés biótico es el que se origina a partir de la interacción de la planta o el cultivo en general, con otro organismo vivo, el cual afecta por algún tipo de relación ecológica negativa (Competencia, Alelopatía, Hervivoría, Parasitismo, etc.) al desarrollo normal de la planta. En otras palabras, el estrés biótico se deriva del ataque de plagas o enfermedades al cultivo.

El estrés abiótico se divide a su vez, en dos tipos de estrés: el estrés abiótico físico y el estrés abiótico químico. El estrés abiótico físico es el que se origina a partir de cambios climáticos (altas, bajas temperaturas, granizadas, fuertes vientos, etc.), condiciones de sequía o exceso de humedad, daño mecánico o por campo magnético. El estrés abiótico químico se genera debido a la presencia en el suelo o sustrato de la planta de elementos tóxicos, como los metales pesados o exceso de ciertos elementos nutricionales, condiciones extremas de pH o contenido de sales.

Referencias.

LARCHER, W. 1995. Physiological Plant Ecology, Berlin, Heidelberg, SpringerVerlang, p. 506.

Categorized in: