El género Musa y el sub grupo Cavendish (AAA); se caracteriza por:

Sistema radicular

El sistema radicular está formado por una abundante cantidad de raíces primarias, secundarias y terciarias. Varios investigadores han planteado la existencia de dos clases de raíces primarias: las horizontales y las verticales, que conforman un sistema entrecruzado que le da un magnífico anclaje o fijación al suelo a la planta, denominándose pioneras a las verticales y alimentadoras a las horizontales.

Cormo o bulbo (tallo verdadero)

El cormo es un bulbo sólido de forma tuberosa o cilíndrica, su contextura es corta, gruesa y carnosa, con mucho contenido de agua. Juega un papel vital por las reservas energéticas que almacena. Se origina de una yema vegetativa de la planta madre que da origen al pseudotallo y al penacho foliar. La yema floral da origen al tallo verdadero y al racimo con sus frutos.

En la zona interna del bulbo se originan las raíces y varias yemas vegetativas que dan origen a los hijos. Las yemas axilares, que se encuentran en la unión de la hoja y del cormo, se transforman para poder producir hijos. Toda yema tiene la capacidad para desarrollarse y producir un nuevo tallo normal. En su región externa, el cormo está formado por entrenudos cortos marcados por las cicatrices de las hojas que lo atravesaron durante su desarrollo.

Las yemas donde se genera el crecimiento del simpodio o futuro hijuelo tienden a ubicarse en la parte media superior del cormo, factor que incide en que los hijos broten cada vez más cerca de la superficie del suelo. Normalmente, 2 a 3 yemas son las que originan los nuevos hijos. Crecen casi perpendicularmente a la superficie del rizoma y se enderezan luego rápidamente, en respuesta a su geotropismo negativo. El cormo produce muchas ramificaciones llamadas “hijuelos” y a la unidad en su total se le llama “mata o plantón”. Luego que la planta ha sido cosechada, la planta madre es eliminada; y uno de los hijuelos, (seguidores o plantas hijas), es seleccionado por el plantador para continuar la producción.

Sistema foliar

El sistema foliar está conformado por tres partes importantes que se describen a continuación:

  1. Vainas foliares. Las vainas foliares se originan en el cormo y están conformadas por la prolongación y modificación de las hojas; las cuales están insertadas en el rizoma creciendo de forma helicoidal, conformando vainas envolventes que se traslapan a lo largo dando origen al pseudotallo. Éste almacena sustancias hídricas amiláceas y crece de adentro hacia afuera a medida que van apareciendo las hojas. El pseudotallo, inicialmente es de color blanco, tornándose verde al exponerse a la luz solar. Es cilíndrico, recto, rígido. Anatómicamente tiene la misma estructura del cormo, pero se diferencia en el espesor de la corteza que se reduce ostensiblemente; como en la composición del sistema vascular que solamente está formado de haces que serán parte del sistema foliar. La longitud del pseudotallo y su grosor están en relación directa, en primer término, con el tipo de clon; y luego, con el vigor de la planta, resultado de su estado de crecimiento. El pseudotallo puede medir 5 m de alto y 40 cm de diámetro, medido este último a un tercio de altura de la planta. El crecimiento longitudinal depende mucho de la luminosidad: “Su estructura es resistente y puede soportar el peso de las láminas foliares u hojas y de su inflorescencia o cucula que llega hasta 75 kg aproximadamente” (Soto, 2008).
  2. Pseudopeciolos. El pseudopeciolo es el extremo superior o distal de la vaina foliar que se estrecha y se adelgaza hacia el limbo o lámina foliar. La cara cóncava (envés) de la vaina se hace más pronunciada y se “abarquilla” por crecimiento de los bordes, constituyendo un verdadero canal conductor de agua. Los alvéolos o canales aeríferos típicos de la vaina persisten, pero, dispersos en otra forma y son más angostos. Los haces de fibras quedan más juntos, lo que le da mayor rigidez, haciéndolos robustos y aptos para soportar el peso del limbo, que en algunos clones es de consideración. Cada vaina es más larga que la anterior, por lo que los peciolos están regularmente escalonados. La separación entre los peciolos se denomina en forma equivocada “entrenudos” ya que en realidad no lo son. En una planta con crecimiento normal puede haber una separación de 156° entre peciolos de las hojas sucesivas.
  3. Lámina foliar. La lámina foliar o limbo es una lámina delgada, muy verde en su cara superior y más o menos verdosa en la inferior. Está surcada por una nervadura estriada formada por las venas mayores que resaltan en la cara haz y están espaciadas de 5 a 10 mm. Se extiende de la vena media hasta la margen casi perpendicular al eje, hay otras venas menores no tan definidas. Los estomas son menos frecuentes en la superficie del haz que en la del envés, aunque, en algunos clones, como el “gran enano”, presentan mayor densidad (estomas por área de la hoja) en ambas superficies.

Inflorescencia o bellota.

La inflorescencia o bellota se origina de los brotes florales, cuyo crecimiento dentro del pseudotallo, sufre un proceso de transformación que da paso a un número predeterminado de dedos y manos; que inician su desarrollo propiciando que emerja la bellota o inflorescencia entre las hojas de la planta. Las flores femeninas y las masculinas quedan expuestas. Las flores femeninas dispuestas en grupos de dos filas apretadas y sobrepuestas entre sí, se les conoce con el nombre de mano; cuya distribución es en forma helicoidal a lo largo del eje floral. Al conjunto de flores femeninas agrupadas en manos se conoce con el nombre de “racimo”. Las flores masculinas quedan ubicadas al final del racimo (parte apical), conformando la estructura comúnmente conocida como “cucula”.

Fruto.

El fruto es carnoso y suave, compuesto por tres carpelos que son los últimos órganos florales que aparecen, fusionándose rápidamente para formar el estilo y el estigma. Es de forma angulosa cuando es joven y progresivamente cilíndrica a medida que va aumentando de grosor por la acumulación de almidón.

El tiempo necesario para el desarrollo de la fruta es de 70 a 90 días (10 a 13 semanas). En lugares con temperaturas bajas entre 20 °C y 26 °C y períodos largos de luminosidad, el desarrollo puede tardar de 98 a 112 días (14 a 16 semanas). Las condiciones vegetativas antes de la floración, influyen de manera predominante en el desarrollo de la fruta. Por ejemplo, la evolución de la inflorescencia se ve bloqueada por el exceso de agua, que ocasiona un alargamiento del intervalo de fructificación-cosecha.

La relación pulpa-cáscara se incrementa permanentemente durante todo el desarrollo del fruto. En cuanto al aumento de calibración, se considera que es casi constante desde la segunda hasta la séptima semana, intensificándose durante las tres semanas anteriores a la cosecha. Los factores climáticos como, temperatura, luminosidad, son determinantes para el desarrollo del calibre y peso del fruto. La fruta aumenta su peso linealmente hasta los 80 o 90 días, que es cuando se corta para exportar. Luego, sigue un aceleramiento del crecimiento, sobrepasando los límites tolerables en cuanto a grado para la exportación, y se inicia la maduración.

Tomado de:

Torres, Swing. 2012. Guía práctica para el manejo de banano orgánico en el valle del Chira.

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